domingo, 2 de enero de 2011

Correo Real




Allá por el año 1894, en la famosa zarzuela de “La Verbena de la Paloma”, ya se oía aquello de “Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad”. Mucho ha llovido desde entonces…, y sin embargo, hoy en día, la frase mantiene toda su vigencia. Y es que, cada vez más, las postales navideñas están siendo sustituidas por las nuevas tecnologías. Han disminuido, en los últimos diez años, nada menos, que el 50 % a nivel mundial. Pero no acaba aquí la cosa, además, con el tema de la crisis y el avance de las redes sociales, parece ser que, se están sustituyendo los mensajes de móvil (SMS), por el uso del Facebook, el Tuenti o el Twiter.

Todo esto de los Chritmas comenzó un buen año de 1840, cuando la Reina Victoria envió la primera felicitación “oficial” a la familia británica. Solo tres años después, Sir Henry Cole empezó a comercializarlas a chelín la unidad. La primera tarjeta impresa era un tríptico que contenía el siguiente texto: “Feliz Navidad y un Feliz Año para ti”. Incluso hoy en día, las familias reales de todo el mundo, siguen manteniendo esa costumbre. 



Al principio eran pocas, el primer año, tan solo se imprimieron un millar, pero poco a poco, el envío de tarjetas de Navidad se convirtió en tradición familiar y, en el año 2005, solo en Estados Unidos, llegaron a alcanzar la cifra de 4.400 millones. Sin embargo, en los últimos años, su volumen de envíos ha descendido año tras año, estrepitosamente. Lo que ha ocurrido, es que la tarjeta postal ha evolucionado, paso de ser una felicitación verbal, a una escrita, luego a una virtual, después a mensajes de móvil por último, a través de Internet. Y seguro que no se queda ahí. 

Aun recuerdo cuando el buzón de correos se llenaba reventar de Chritmas. Colocábamos todas las postales debajo del árbol de Navidad, junto a los regalos de Papá Noel. Los regalos desaparecían enseguida, pero las postales aguantaban la mirada de los invitados, hasta bien pasadas las fiestas. Luego se guardaban en una caja. No se cuantas puedo tener, pero cada año, cuando sacamos de nuevo el árbol, es una tentación no volver a leerlas, para luego guardarlas y juntarlas con las nuevas que recibíamos. Lo peor, es que cada año son menos. Este año, solo tres. El resto han sido “virtuales”, muchas, muchísimas, pero “virtuales”, algunas incluso reenviadas. Y, lo peor es que sé, que la mayoría de ellas, no las podré leer ningún año más.

Me queda la esperanza de que al menos, las ganas de felicitar a alguien y la imaginación sigue existiendo, eso realmente es lo importante. Pero a mí, como a muchos de los que envían correos "virtuales, me gusta más, recibir el correo real, porque a este paso, si queremos que los niños sigan escribiendo a los Reyes Magos, les vamos a tener que regalar un ordenador con conexión a internet o un smartphone, antes que un lápiz.

A pesar de todo, como a través de este blog no os puedo enviar una felicitación postal a cada uno de vosotros, os dejo esta felicitación “virtual”.

Hasta la próxima reflexión y Feliz Año Nuevo.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario