martes, 30 de noviembre de 2010

Muchas Gracias a Todos



Los americanos son personas que no dejan de sorprenderme. Lo mismo te montan una guerra que acaba con miles de seres humanos, que inventan una de las mejores festividades que existen en el mundo. Estoy hablando del Día de Acción de Gracias (Thankgiving day) que se celebra el cuarto jueves del mes de Noviembre. Este año ha tenido lugar el pasado día 25 de Noviembre.

Esta tradición americana se remonta al año 1620, cuando los peregrinos ingleses fundadores de la colonia de Plymouth, no llegaron a tiempo para cultivar la tierra y, faltos de comida fresca, tuvieron que sufrir un crudo invierno, que acabo con la vida de más de la mitad de los colonos. En esta situación fueron ayudados por los indígenas wampanoag, y el año siguiente, colonos e indígenas, celebraron un banquete de agradecimiento por la ayuda recibida, sin la cual, probablemente, no hubiesen sobrevivido.

Dejando a un lado, el aspecto mundano y comercial de la fiesta, y fijándonos en la traducción literal de la festividad (Día para dar gracias), creo que, dar las gracias es una de las acciones que siempre conlleva un sentimiento de felicidad. Porque cuando una persona da las gracias, tiene que haber existido una actuación previa de otra persona, desinteresada y generosa, y al mismo tiempo, un sentimiento de bienestar y placidez, por parte de quien recibe el favor. Felicidad, generosidad y humildad, características del ser humano, cada vez más escasas y, cada vez más buscadas.

Sin embargo, hay algo que me tiene perplejo. Como es posible, que nosotros hallamos importado de Estados Unidos, desde alimentos típicos (donuts, hamburguesas, coca-cola, etc…), hasta celebraciones seculares como Halloween, o personajes de leyenda como Santa Claus, y no hallamos importado una fiesta de la talla del Día de Acción de Gracias. No tenemos perdón.  

Por eso, hoy quiero tomarme la libertad de hacer mi propio Día de acción de gracias, y aunque no es el último jueves de Noviembre, sino el último día de dicho mes, quiero agradecer a todos los lectores presentes y futuros de este blog, su disposición y paciencia, para leer este post y los siguientes.

Muchas Gracias a Todos.

lunes, 29 de noviembre de 2010

"Solo" y sin "guion"



Todo escritor principiante que se digne, cuando comienza a escribir suele pedir perdón a sus lectores por las futuras faltas de ortografía que pueda cometer a lo largo de su andadura. En mi caso, la cosa se complica porque todavía no acabo de tener claro la forma de escribir muchas de las palabras de nuestro vocabulario. Y todo, porque el pasado día 28 de Noviembre del presente año, unos señores pertenecientes a 22 Academias de la Lengua Española, se han reunido para dar a conocer las nuevas reglas ortográficas que guiaran la forma de escribir de 450 millones de hispanohablantes.

Hasta aquí, todo perfecto. El problema comienza cuando analizamos los cambios propuestos y a las personas que los han llevado a cabo. Porque hay que decir, que hasta el último momento, estos señores no tenían claro si la “zeta” pasaba a llamarse “ceta”, o si la “i griega” se quedaba con su nombre o se llamaba “ye”. Para despejar la incógnita, diremos que, al final, en los dos casos, se ha impuesto la primera acepción. No solo (creo que, ahora se escribe así) eso, sino que algunos de los cambios, ni siquiera han sido bien acogidos por escritores profesionales, de la talla de Antonio Colina o Juan José Millás. Incluso alguno de los propios Académicos, como Arturo Pérez Reverte, han manifestado su intención de seguir escribiendo “solo” y “guion” con acento, “hasta que el uso general, o sea ustedes, me haga cambiar”, según sus propias palabras.

Lo que no tengo claro, es por qué, si la Lengua Española actual es una recopilación panhispánica donde se recogen variantes de uso americano en un intento de unidad idiomática, no existe cabida para las diversas acepciones que pueden tener una misma letra o palabra de uso común. Todavía más, me intriga como, si el lenguaje esta (creo que, ahora también se escribe así) en constante y rápida evolución, con creación de nuevas palabras procedentes de diversas fuentes, como las nuevas tecnologías (móvil, internet, etc…) o nuevos anglicismos (zapping, moving, etc…) integrados perfectamente en nuestra sociedad, la Real Academia Española, ha tardado más de 10 años en editar una nueva guía ortográfica. Otra duda que me surge es, si estos cambios tendrán una aceptación generalizada en la sociedad en que vivimos, teniendo en cuenta que algunas de las antiguas propuestas de la Real Academia, no han logrado cuajar en nuestra sociedad, como por ejemplo la palabra “güisqui” en lugar de “whisky”. Y, por último, tampoco me queda claro como corregirá el próximo revisor ortográfico de mi procesador de textos, si tenemos en cuenta que el director de la Academia Mexicana dijo: “Si estas propuestas resultan útiles a algún país, que las tome. Si cree que les complica, que no las tome. No tienen importancia pero marcan tendencia”.

Por eso, ahora que comienzo este blog, no se si pedir perdón por las futuras faltas de ortografía que pueda cometer, porque no se si realmente las cometeré; o sí por otra parte, tendré que pedir mil perdones porque, con tanta regla y tanto cambio, no estaré a la altura de la nueva gramática.