lunes, 26 de noviembre de 2012


El olor se va a acabar…




Querido blog,

Hoy te voy a hablar de una noticia relacionada con un nuevo invento de alta tecnología, un calzoncillo anti-olor.

Haciendo nuestras las palabras de Neil Amstrong, podemos decir que la compañía japonesa Seiren ha dado “un pequeño paso para el hombre pero un gran salto para la humanidad”. Esta empresa nipona cuya actividad se desarrolla en ámbitos tan distintos como la moda, la automoción, la electrónica o la medicina; ha combinado varías tecnologías y ha lanzado al mercado su línea de productos DEOEST, una gama de artículos que incluyen camisetas, calzoncillos, bragas, calcetines, ropa de cama, etc… En total, más de una veintena de referencias, que garantizan la eliminación de los olores corporales fuertes, como el olor de pies, de axilas y de culo…

Todo comenzó hace tiempo, cuando un médico gastroenterólogo de la empresa japonesa pensó en dar una solución a los olores corporales derivados de pacientes con el síndrome del intestino irritable. Tras varios años de trabajo, inventaron unas partículas cerámicas y metálicas que absorben los olores y evitan la reproducción de bacterias. Estas partículas fueron incorporadas a las fibras textiles y se las hizo resistente a los lavados. Para redondear el círculo, se creo una prenda cómoda de uso diario. El resultado, unos calzoncillos anti-pedos, que según la compañía absorben el 99 % del “mal olor de las ventosidades” en espacios cerrados.



Según su portavoz, Nami Yoshida: "Al principio pensábamos que venderíamos sobre todo a hospitales y clínicas de reposo, pero un número increíble de personas empezaron a comprarlos, sobre todo los hombres de negocios que pasan mucho tiempo al día de cara al público". Hasta en España se pueden adquirir, a través de la tienda “online” de la firma Rakuten. Sin embargo, querido blog, no conozco ningún estudio que demuestre que los hombres de negocios sean más pedorros, que los pacientes de hospitales. Toda una incógnita del éxito de ventas en el país asiático.  

En cualquier caso, a quien no le ha pasado alguna vez… Un ascensor. Lleno de gente. Unos retortijones. Un esfuerzo sutil de contención apretando dientes y nalgas. Y al final, un “tierra trágame…”, cuando ha sido imposible retener ese maldito gas que nos viene haciendo estragos desde hace horas. O cuando estas con tu pareja, en la cama, por la mañana, y él o a ella (porque a ellas también le sucede….) nos deleita con una cantata matinal y se le escapa un hilillo sibilino expelido por el ano que lo intentan arreglar con un “¡Huy! Lo siento cariño, ha sido sin querer”... Todo eso paso a la historia. ¿Te acuerdas…? Cuantas veces hemos ido en el metro en hora punta, plagado de gente, sin poder moverte, con ese tipo de al lado que huele a choto y a sudor “recocido”… que te hace cambiar el color de cara, de ese moreno-playa de Gandía, a ese morado-berenjena de la huerta. Pues bien, eso, mi querido amigo, todo lo relacionado con tufos y tufillos, ya no tiene razón de ser.

Pero no todo son buenas noticias. Personalmente, creo que faltan detalles por “limar”. Por un lado, en el tema de las ventosidades, hay que señalar el factor ruido, que si bien puede estar reducido o absorbido por el sonido ambiental, en espacios cerrados puede ser harto desagradable. Ahora bien, si alguien inventara un “silenciador de pedos”, la cosa mejoraría considerablemente.

Por otra parte, no sabemos si absorbe solo los malos olores o, todos los olores. En este segundo caso, nos perderíamos un sinfín de fragancias que han acompañado al hombre a lo largo de toda la historia, desde perfumes exóticos hasta aceites aromáticos sensuales. Toda una gama de esencias, que nos alegran la vida y los sentidos.

También quiero hacer una mención al sudor masculino, ya que, es dicho liquido, el que transporta las feromonas masculinas llamadas “androstadienone”, responsables del estimulo sexual en las mujeres, y que no sabemos si, también son absorbidas por las prendas anti-olor. Lo que le faltaba al sexo masculino, que ya de por sí anda con la testosterona de cabeza…

Y, por último, quiero reflexionar sobre las prendas anti-olor. Con ellas, no tendrás limitaciones a la hora de comer ciertos alimentos responsables de flatos y gases, como coliflor, repollo, cebolla, ajos, legumbres, etc… Pero, sin embargo, dichas prendas pueden incitar, a la población, a tener una menor higiene personal, con los costes sociales que ello implica…

Lo que hay que ver…

Recibe un cordial abrazo y hasta la próxima reflexión.

Un lector.

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