El olor se va a acabar…
Querido blog,
Hoy te voy a hablar de una noticia
relacionada con un nuevo invento de alta tecnología, un calzoncillo anti-olor.
Haciendo nuestras las palabras de Neil
Amstrong, podemos decir que la compañía japonesa Seiren ha dado “un pequeño
paso para el hombre pero un gran salto para la humanidad”. Esta empresa nipona
cuya actividad se desarrolla en ámbitos tan distintos como la moda, la
automoción, la electrónica o la medicina; ha combinado varías tecnologías y ha
lanzado al mercado su línea de productos DEOEST, una gama de artículos que
incluyen camisetas, calzoncillos, bragas, calcetines, ropa de cama, etc… En
total, más de una veintena de referencias, que garantizan la eliminación de los
olores corporales fuertes, como el olor de pies, de axilas y de culo…
Todo comenzó hace tiempo, cuando un médico gastroenterólogo
de la empresa japonesa pensó en dar una solución a los olores corporales
derivados de pacientes con el síndrome del intestino irritable. Tras varios
años de trabajo, inventaron unas partículas cerámicas y metálicas que absorben
los olores y evitan la reproducción de bacterias. Estas partículas fueron
incorporadas a las fibras textiles y se las hizo resistente a los lavados. Para
redondear el círculo, se creo una prenda cómoda de uso diario. El resultado,
unos calzoncillos anti-pedos, que según la compañía absorben el 99 % del “mal
olor de las ventosidades” en espacios cerrados.
Según su portavoz, Nami Yoshida: "Al principio pensábamos que
venderíamos sobre todo a hospitales y clínicas de reposo, pero un número
increíble de personas empezaron a comprarlos, sobre todo los hombres de
negocios que pasan mucho tiempo al día de cara al público". Hasta en
España se pueden adquirir, a través de la tienda “online” de la firma Rakuten. Sin
embargo, querido blog, no conozco ningún estudio que demuestre que los hombres
de negocios sean más pedorros, que los pacientes de hospitales. Toda una incógnita
del éxito de ventas en el país asiático.
En cualquier caso, a quien no le ha pasado alguna vez… Un
ascensor. Lleno de gente. Unos retortijones. Un esfuerzo sutil de contención
apretando dientes y nalgas. Y al final, un “tierra trágame…”, cuando ha sido
imposible retener ese maldito gas que nos viene haciendo estragos desde hace
horas. O cuando estas con tu pareja, en la cama, por la mañana, y él o a ella
(porque a ellas también le sucede….) nos deleita con una cantata matinal y se
le escapa un hilillo sibilino expelido por el ano que lo intentan arreglar con
un “¡Huy! Lo siento cariño, ha sido sin querer”... Todo eso paso a la historia.
¿Te acuerdas…? Cuantas veces hemos ido en el metro en hora punta, plagado de
gente, sin poder moverte, con ese tipo de al lado que huele a choto y a sudor “recocido”…
que te hace cambiar el color de cara, de ese moreno-playa de Gandía, a ese
morado-berenjena de la huerta. Pues bien, eso, mi querido amigo, todo lo
relacionado con tufos y tufillos, ya no tiene razón de ser.
Pero no todo son buenas noticias. Personalmente,
creo que faltan detalles por “limar”. Por un lado, en el tema de las
ventosidades, hay que señalar el factor ruido, que si bien puede estar reducido
o absorbido por el sonido ambiental, en espacios cerrados puede ser harto
desagradable. Ahora bien, si alguien inventara un “silenciador de pedos”, la
cosa mejoraría considerablemente.
Por otra parte, no sabemos si absorbe solo
los malos olores o, todos los olores. En este segundo caso, nos perderíamos un sinfín
de fragancias que han acompañado al hombre a lo largo de toda la historia,
desde perfumes exóticos hasta aceites aromáticos sensuales. Toda una gama de
esencias, que nos alegran la vida y los sentidos.
También quiero hacer una mención al sudor
masculino, ya que, es dicho liquido, el que transporta las feromonas masculinas
llamadas “androstadienone”, responsables del estimulo sexual en las mujeres, y
que no sabemos si, también son absorbidas por las prendas anti-olor. Lo que le
faltaba al sexo masculino, que ya de por sí anda con la testosterona de cabeza…
Y, por último, quiero reflexionar sobre las
prendas anti-olor. Con ellas, no tendrás limitaciones a la hora de comer
ciertos alimentos responsables de flatos y gases, como coliflor, repollo,
cebolla, ajos, legumbres, etc… Pero, sin embargo, dichas prendas pueden incitar,
a la población, a tener una menor higiene personal, con los costes sociales que
ello implica…
Lo que hay que ver…
Recibe un cordial abrazo y hasta la próxima reflexión.
Un lector.
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